El miedo a comunicarnos emocionalmente
Si mantenemos nuestra individualidad en una urna de cristal se marchita. Se enriquece en cambio cuando fluye libremente a través del contacto humano. Los tres grandes ejes que fertilizan el contacto entre el individuo y el resto del mundo son: el amor, las emociones y el trabajo. El miedo a comunicarnos emocionalmente con los demás. La simpatía y el amor que brotan espontáneamente reemplazarán al qué dirán y serán vínculos genuinos entre nosotros. El miedo al ridículo, al rechazo o a la imposición nos acosa en nuestra soledad. Las emociones pueden compartirse con mucha más facilidad que las ideas, estas ideas depende de nuestro temperamento, cultura o educación. Sólo las emociones pueden unirnos más allá de las creencias o los prejuicios. La búsqueda de los demás a través del amor y de las relaciones interpersonales tienen una componente emocional fortísima.