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Reflexiones mes de mayo

Día de la Madre: En  el LICEO CHAPERO,  con el espíritu de familia que nos anima en todo nuestro caminar, el Día de la Madre recobra una importancia especial.  Todo el personal del Colegio se esmera por hacer algo que denote que la Madre es el centro del amor.  El amor es la suma de todos los valores.  El Día jueves 10 de mayo celebraremos en el Colegio el Día de la Madre, con una Serenata las 8:00 horas y a las 8:30 horas la Eucaristía, la cual iniciará con el ingreso de la Virgen en hombros de los alumnos de 5tos. Cursos.  Al finalizar la misa los alumnos obsequiarán a la mamá el trabajo hecho para ellas.  La Junta Directiva de Padres de Familia tendrá una rifa para todas las mamás presentes.

Nacimos para ser felices.   A pesar de los pesares y pesar de todo lo que estamos luchando, el ser felices es una tendencia natural de los hombres y mujeres a buscar la felicidad.  Para conseguir esta felicidad exige de nosotros un esfuerzo constante.  Debemos estimular las emociones positivas como la alegría, el buen humor, la risa, el optimismo.  Estas emociones positivas son las que nos permiten sentirnos felices.  Para lograr una vida con emociones positivas es necesario fomentar, expresar cada día lo bueno que se da en nuestro entorno y no estar comentando todo lo malo e incómodo que nos rodea.  Se necesita además activar las emociones haciendo ejercicio, caminar, relajación, encuentros con las amistades, música, lecturas, meditación, etc.  Todas estas actividades fomentan el estado de bienestar que refuerza nuestra salud y nos proporciona felicidad.

La represión de las emociones.   Las emociones y el conocimiento van ligados.  Son las emociones las que se dan antes y las que mandan a nuestro pensamiento.  Si no comprendemos lo que sentimos y porque lo sentimos, tampoco lograremos comprender porque pensamos y actuamos de una determinada manera.  Los guatemaltecos quizás por costumbre o educación encerramos las emociones en nuestro yo íntimo que viene siendo como una camisa de fuerza.  Esto no es bueno ni para nuestro desarrollo personal.  Nuestras emociones reprimidas tienen un poder destructor que repercuten en nuestra salud mental.  Tanto las hormonas como las neuronas tendrán un efecto fisiológico.  No nos acostumbremos a vivir de una manera insatisfecha, tenemos que querernos mucho y querer a las personas que conviven con nosotros. Nacimos para ser felices y hacer felices a los demás.

El amor incondicional.  El alimento emocional del niño es la atención que recibe de los adultos.  Un niño emocionalmente inseguro reclamará la atención de sus padres y maestros cada vez más insistentemente.  Si amamos a nuestros hijos solo cuando nos complacen, no se sentirán verdaderamente queridos.  Sólo el amor incondicional puede impedir la sensación de no ser queridos.  El amor incondicional hace que en nuestros hijos no se apodere el miedo, la inseguridad, la culpabilidad.  Este amor incondicional es un amor que acepta al niño plenamente por lo que es y por lo que hace.  El amor incondicional no significa tolerar cualquier comportamiento ni apoyar cualquier actitud.  Con el amor incondicional la autoestima del niño crece y confía en sus  capacidades.  El último lenguaje de amor es que le gusta servir a los demás.  Para todos los padres y maestros, hombres que somos como navegantes emocionales tenemos que tener una brújula para orientar y una mochila llena de emociones positivas.  Con estos elementos la aventura de la vida será intensa y feliz.

 

Les comparto un fragmento de Retrato de una Madre, de Monseñor Ramón Angel Jara:

Hay una mujer que tiene algo de Dios por la inmensidad de su amor,

  y mucho de ángel por la incansable solicitud de sus cuidados;

 Una mujer que, siendo joven tiene la reflexión de una anciana,

 y en la vejez, trabaja con el vigor de la juventud;

 La mujer que si es ignorante descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio,

 y si es instruida se acomoda a la simplicidad de los niños;

 Una mujer que siendo rica, daría con gusto su tesoro

 para no sufrir en su corazón la herida de la  ingratitud;

 Una mujer que siendo débil se reviste a veces con la bravura del león…

 De esa mujer no me exijas el nombre si no quieres que empape de lágrimas vuestro álbum,

 porque yo la vi pasar en mi camino”…

 Ella es LA MADRE.