(Nota escrita por Édgar Castro Bathen, en Siglo 21)

La Tierra es una almendra comparada con el Sol. Uno pensaría que recibe la luz solar por igual todos los días, pues es tan pequeña que no cabría pensar en diferencia significativa. Pero no es así. La mayoría de los días, los rayos de sol caen inclinados sobre las casas, edificios, nuestro cuerpo y otros objetos. Pero hay dos fechas al año, el 29 de abril y 13 de agosto, en que los rayos del sol caen verticalmente sobre nuestra cabeza, si estamos en Guatemala, y ese día a las 12:00 en punto del mediodía, no producimos sombra. ¿Cómo así? Lo explicaré con un ejemplo y usted está invitado a hacer la prueba. 

Tome nota: El próximo 13 de agosto, coloque una botella en el piso de un patio y observe la sombra. Si le toma una foto a las 10 de la mañana, notará que tiene una sombra extendida algunos centímetros. Conforme nos acercamos al mediodía, la sombra se irá  acortando. A las 11 a.m., se habrá reducido considerablemente y entre las 11:59 y 12:00 del mediodía desaparecerá por completo. La botella simplemente no tendrá sombra. 

Este fenómeno sólo dura 1 ó 2 minutos en los que el sol está posicionado exactamente sobre nuestra cabeza, y luego, por la rotación de la Tierra, empieza a alejarse de este punto, llamado zenit o cenit. El mismo experimento se puede hacer con una varilla que esté sembrada en el piso, completamente vertical, o bien observando un poste de luz. Al mediodía del 13 de agosto no producirá sombra. Se dice entonces que ese día somos ASCIOS, es decir sin sombra.

Este fenómeno no aparece en los libros ni revistas de astronomía porque esta fecha es específica para la latitud de Guatemala; sin embargo, también sucede para otros países días antes días después. Naturalmente, corrimos a comprobarlo y se cumplió. Posteriormente otras personas lo han observado, reconfirmado y documentado tomando fotografías de la sombra con un reloj a la par. 

El fenómeno se repite cada año en la misma fecha y hora. Se debe a que la Tierra tiene su eje de rotación inclinado 23.5° con relación a la eclíptica, es decir, al plano horizontal en el que se mueve.