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Mural ¨Corazón de fuego¨ de Luis Caal

 

El ciclo del fuego y la luz

El fuego es el aliento de la vida. En relación a la distancia que nos encontremos del fuego, las diferentes formas de vida conforman diversidad de ecosistemas. El fuego es calidez, es luz, es soplo divino. Abuelos y abuelas de diversas culturas alrededor del planeta, vieron al sol, como ese ser vivo gigante que con su aliento tibio, permitía la vida en el planeta. Las cuatro estaciones por ejemplo, tienen que ver con las distancias que el planeta toma del sol en el constante movimiento eterno. Podemos observar ver como el agua se transforma en relación a la temperatura que le ponemos. En el polo norte donde el sol está distante, el agua se solidifica. Es nieve o hielo. Y cuando el sol llega en algunos momentos. El agua se transforma a su estado líquido. Y grandes corrientes de agua llenan los ríos, como venas que llevan vida hasta el mismo desierto. Cuando la temperatura es muy cálida. El agua se transforma en gas. Se forman las nubes en el cielo. La esperanza entonces es recibir la lluvia. Y con la lluvia todo reverdece. La vida en el planeta se renueva. Revienta en flor. Pues la lluvia cae a la tierra y la tierra recibe nuevamente la energía del sol. Y las semillas que son el resultado de la muerte de los frutos, vuelven a nacer. Y de esos alimentos nos nutrimos el resto de seres vivos. Abejas, ardillas, cabras, mapaches, aves y seres humanos disfrutamos de los frutos. Las semillas vuelven a caer a la tierra. Esperando la siguiente lluvia para retoñar y convertirse en árbol. Pero la función de los árboles no es solamente producirnos el alimento convertido en fruto. Existe un alimento que consumimos a cada instante desde el día que nacemos. Ese alimento lo llamamos oxígeno. Y en cada vez que lo inhalamos por la nariz, nuestros pulmones se llenan de ese vital elemento. ¿Y cuándo nos enamoramos? ¿Cuánto oxigeno utilizamos en cada suspiro? El oxígeno también se lo debemos a las plantas. Y podría decir que suspirar ilimitadamente en ese estado de enamoramiento, también se lo debemos a todo este ciclo de elementos que se complementan.

En los universos, en las diferentes galaxias y en la diversidad de planetas que conforman la existencia. El planeta que habitamos se encuentra a una distancia perfecta en relación al sol. Y es esta distancia la que permite el tipo de vidas que conocemos. El mar tiene una temperatura que permite albergar miles de formas de vida. Sobre la superficie terrestre también pasa lo mismo. Tenemos selvas tropicales, bosques boreales, desiertos, montañas y hasta ciudades humanas. Nuestras relaciones sociales se han construido en relación al sol. La cuenta de 365 días en el calendario es nuestra cuenta en relación al ciclo que el planeta cumple girando alrededor de este astro.  Y las culturas antiguas también hacían esta cuenta. Mayas, egipcios, incas, chinos, nórdicos. Todas las culturas ancestrales mejoraron sus condiciones de vida, al observar los ciclos de la tierra en relación del sol. En la actualidad la energía solar es una posibilidad de fuente energética inagotable. Y además una forma de energía amigable con el ambiente.

La luz es una metáfora hacia la vida. Pues incluso cuando nos encontramos en momentos difíciles, buscar la luz o un camino de iluminación, es sinónimo de bienestar. Pues la luz reunió alrededor de una fogata a los seres humanos antiguos. Y alrededor de ese fuego conversaba, se daban esperanza y aliento. El amanecer es signo de un nuevo inicio. Un nuevo día. La oportunidad de despertar e iniciar un nuevo camino. Quizás por eso los mayas usaron al jaguar como metáfora de esa posibilidad de existencia y de camino. El jaguar es amarillo. Tiene el color del sol. Quizás por eso los primeros hombres llevan el nombre de Balam. Que significa tigre o jaguar.

 

Otras veces soy jaguar

(Fragmento poema Humberto Ak’abal)

Otras veces soy jaguar

Corro por barrancos

Salto sobre peñascos

Trepo montañas

Miro más allá del cielo

Más allá del agua

Más allá  de la tierra

 

Las huellas (Fragmento poema Humberto Ak’abal)

En su piel

Están las huellas

Del día y la noche

El jaguar es el dueño de las sombras

 

Es la luz y su fuego es la que permite el vuelo. No solamente el vuelo de todas las aves, sino también el vuelo de los contados mamíferos y de todos los insectos que tienen alas. La luz y el fuego, permite el vuelo de nuestras mentes. En donde se contienen sueños, palabras, formas y conocimiento. Cada idea en la mente y el alma de cada ser humano es valiosa. Es un rayo de luz que puede iluminar al resto de la humanidad y por tiempo indefinible. Celebremos cada día la luz. El camino que se abre con la llegada del sol. Celebremos el ciclo de fuego. La tibiez con que nos cubre. La posibilidad de la vida en este planeta. Hay que aprender a convivir con los cuatro elementos. Aprovecharlos por supuesto. Pero sobre todo comprender como funcionan, como se relacionan, como no hacer mal uso de los recursos. Todo es un constante movimiento. Todo es una constante renovación.