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SEMANA SANTA PANDÉMICA

Más que Santa, es de soledad, silencio, angustia y ojalá que sea Santa porque damos testimonio de amor a los que sufren más que a nosotros.
Si nos queremos parecer en algo a Jesús, debemos amarnos más entre nosotros.

Le interesa más a Jesús que el mundo sea más humano, amable y servicial a imagen del Jesús de la Vida y no a Jesús de la muerte.

Sufrió un cruel martirio por decir la verdad y un testimonio cruento de lo que predicaba.

Jesús en vida buscaba para todos una vida más digna, sana y feliz para todos, empezando por los más desposeídos.

En esta pandémica Semana Santa que sufre el mundo entero, a nuestro Dios, a imagen de Jesús, lo que más le place es vernos unidos compartiendo esa pena y aún vernos humanizados en esta gran tragedia.

En esta silenciosa Semana Santa nos cuestionamos sobre qué hemos hecho con la doctrina de Jesús.

Nos preguntamos para qué tantos ritos, cultos y parafernalias si no están en la vida de Jesús.

Otra Iglesia Católica es posible que dé más testimonio y lucha en pro de la justicia.

El cambio es una posibilidad y no un determinismo.

La Iglesia como la Historia aún se está haciendo o está siendo.
Todo hombre cristiano no es objeto de la Iglesia, es sujeto de la Historia y la Iglesia.

Volver a Jesús es el clamor del Papa Francisco, que es el eje de la Iglesia. Una Iglesia viva, no ritual, con mensajes y acciones hacia los más necesitados. No una Iglesia anquilosada en la Historia.

Hoy el grito de la humanidad es: “El amor a Dios es tener hambre de Justicia”.

Vicente Chapero G.